No me mandes callar, si el sonido de tu voz regaña al mío, recorriendo caminos de llantos, rencores, recordándome otros días, pálidos de tristeza, muertos de olvido.
No me mandes callar, si al hacerlo no olvidas lo que hice mal, no perdonas, solo hieres, y te ríes de mí, mientras enamoras a otras...
No me mandes callar, si en ti solo queda el desprecio durmiendo a mi lado, y la intransigencia compartiendo conmigo tu cama, aunque sea en el recuerdo.
No me mandes callar, si solo quieres marcharte de nuevo, dejar de sentirme, y olvidar que antes de nadie fuiste mío, naciste en mis sueños, y te alimentaron mis ansias, como mis pechos abundantes, en mis noches de locura.